¿Sabías que un “cacahuete” gigante acaba de visitar el vecindario de la Tierra? Para la mayoría, puede sonar surrealista, pero este apodo le queda como anillo al dedo al asteroide 1997 QK1, captado por el radar Goldstone de la NASA y brilla como una rareza espacial. Y, créeme, estas nuevas imágenes tienen a los astrónomos más que emocionados.
Un “cacahuete” de 200 metros se pasea cerca de la Tierra
El asteroide 1997 QK1 lleva ese nombre tan evocador porque, visto por los ojos electrónicos del radar del Sistema Solar Goldstone, parece, literalmente, un cacahuete espacial. Y no es pequeño, mide unos 200 metros de punta a punta. Ni más ni menos. El 21 de agosto, el radar Goldstone lo fotografió en una secuencia de 28 imágenes en alta resolución y, por primera vez, pudimos apreciar su extraña silueta y los detallitos de su piel rocosa.

Un visitante bastante cercano (pero nada peligroso)
Este curioso vecino voló a toda velocidad y, el 20 de agosto, pasó a “apenas” 3 millones de kilómetros de la Tierra. Puede que suene a distancia inabarcable, pero eso son solo ocho veces la distancia de la Tierra a la Luna. Sí, en términos cósmicos, nos ha rozado el flequillo. Según la NASA, no nos cruzábamos con él de forma tan próxima desde hace unos 350 años. Y, la verdad, apenas sabíamos nada sobre él hasta ahora.
¿Por qué ese aspecto tan raro?
Si tuviéramos que apostar, diríamos que este asteroide no se formó solo. Tiene dos lóbulos perfectamente diferenciados, uno casi el doble de grande que el otro, y ambos con profundas “mordidas” o concavidades que superan las decenas de metros. Este tipo de objetos se conocen como binarios de contacto; o sea, dos grandes bloques que alguna vez fueron independientes y acabaron pegados, probablemente tras un suave encuentro. Un 15 % de los asteroides cercanos a la Tierra de más de 200 metros comparte esta peculiar forma, así que hay más “cacahuetes” allá afuera de lo que imaginas.
Rotación, superficie y secretos decodificados
La rotación de 1997 QK1 también resulta interesante: completa una vuelta sobre sí mismo cada 4,8 horas. Gracias a la resolución de las imágenes (unos 7,5 metros por pixel, una pasada), los investigadores pueden ahora escudriñar detalles de su topografía, su estructura y las posibles fracturas que delatan un pasado lleno de encuentros, colisiones y alguna que otra sacudida gravitatoria.
¿Y es peligroso?
Por su tamaño y órbita, 1997 QK1 está etiquetado como un “potencialmente peligroso”, pero esto no debe asustarnos. Gracias a las nuevas mediciones, se han podido precisar mucho mejor su trayectoria y distancia a la Tierra, con proyecciones muy tranquilizadoras para los próximos siglos. No hay riesgo ni alerta; simplemente, un recordatorio de lo dinámico y vivo que es el cielo que nos cubre cada noche.
El futuro inmediato de la exploración de asteroides
El trabajo de Goldstone –y del resto de radares y telescopios terrestres– resulta esencial para monitorizar estos asteroides cercanos. No solo para evitar malas sorpresas. También para aprender de su historia, su composición y sus viajes a través del Sistema Solar. Quién sabe, quizá un día alguno de estos “cacahuetes” cargue pistas sobre los orígenes del propio planeta Tierra.
Para ver el asteroide tú mismo
Así que la próxima vez que oigas hablar de un asteroide con forma de snack americano, recuerda: se trata de ciencia en su estado más puro. Y quién diría que un simple cacahuete, perdido por el espacio, podría enseñarnos tanto sobre el cosmos y sobre nosotros mismos.




