¿Alguna vez te has preguntado cuánto le queda de vida al universo? Imagina que ese reloj cósmico, aparentemente interminable, marca ya la mitad de su trayecto: según las últimas observaciones, el gran final no solo es inevitable, sino también cuantificable. Y llega mucho antes de lo esperado… en “solo” 33.000 millones de años. Descubre por qué la gran crisis del universo podría estar escrita en las mismísimas leyes de la física.
El reloj cósmico avanza: ¿cuánto aguanta el universo?
Hasta hace poco, la mayoría de los científicos estaban bastante seguros de que el universo seguiría expandiéndose para siempre… Sin embargo, nuevas pistas del cosmos sugieren un giro radical: podríamos estar viviendo justo en medio de una historia que tiene principio y, sí, también un final dramático. Henry Tye, un veterano físico de Cornell, acaba de poner números a esta cuenta atrás universal. Apoyándose en datos recientes de potentes observatorios dedicados a descifrar los secretos de la energía oscura —como el Dark Energy Survey (DES) y el Dark Energy Spectroscopic Instrument (DESI)— propone una visión inquietante: el universo actual, con sus 13.800 millones de años, va camino a “morir” tras vivir unos 33.000 millones de años en total. Vamos, que le queda menos de lo que creíamos.
¿Qué hay detrás de este pronóstico?
El modelo de Tye se basa en la llamada constante cosmológica, ese concepto introducido por Einstein hace más de un siglo y que se ha transformado en el termómetro global del destino del universo. Tradicionalmente se creía que este valor era positivo, lo que aseguraría una expansión eterna del cosmos. Sin embargo, los análisis actuales balancean la ecuación en dirección opuesta: la constante podría ser ligeramente negativa. ¿La consecuencia? El universo se expandirá aún durante unos 11.000 millones de años más antes de que la gravedad tome el control y todo comience a colapsar sobre sí mismo, comprimido en una especie de gran rebote final, el temido Big Crunch.
La “gran crisis” y la historia secreta de la energía oscura
Quizá no hayas oído hablar tanto de la energía oscura, pero es (al menos en teoría) el ingrediente principal del universo tal como lo conocemos. Constituye el 68% de la masa y energía global… y es la culpable de que el espacio se esté expandiendo cada vez más rápido. Eso creíamos hasta hace poco, porque las mediciones de DES y DESI, situados en Chile y Arizona respectivamente, han revelado que la situación es mucho más compleja.
Estos hallazgos apuntan a que la energía oscura no se comporta siempre de la misma forma. El equipo de Tye incluso ha propuesto la existencia de una partícula misteriosa, increíblemente ligera, que habría funcionado como “combustible” para la expansión al principio y que ahora puede estar cambiando de función, alterando el equilibrio cósmico.
¿Cuándo ocurrirá ese final?
Si todo esto es cierto, el futuro está escrito: la gran crisis, ese colapso universal, llegará en unos 20.000 millones de años a partir de ahora. Imposible de imaginar para nosotros, claro. Pero es casi un “mañana” en escalas cosmológicas. Todo apunta a que, tras tocar su máxima expansión, el cosmos revertirá el motor y se plegará de nuevo a un punto infinitesimal —un final digno de ciencia ficción, pero calculado desde la matemática moderna.
¿Qué sigue para la cosmología?
Por supuesto, no todo está dicho. El universo sigue siendo el mayor misterio sin resolver, y cientos de astrónomos ahora se dedican, día y noche, a medir con mayor precisión la naturaleza de esa energía oscura. La información reunida por DESI aún está en proceso; pronto se sumarán datos de telescopios como Euclid (de la Agencia Espacial Europea), la misión SPHEREx de la NASA, y el futuro Observatorio Vera C. Rubin.
Como dice el propio Tye, poder calcular el final del universo no solo es un logro técnico: nos coloca, por primera vez, en posición de entender de dónde venimos y hacia dónde vamos. El misterio de los límites —el origen y el final absolutos— es algo que la humanidad siempre ha querido descifrar. Por ahora, tenemos indicios de un principio (el Big Bang)… y puede que, al fin, una fecha para el gran final.
¿Y si todo cambia de nuevo?
Una advertencia: en cosmología, cada respuesta abre nuevas preguntas. Las investigaciones continúan, los datos en constante revisión. Puede que los próximos años traigan sorpresas, o quién sabe, corrijan de nuevo el rumbo de nuestro destino cósmico.
Así que, si alguna vez te preocupaste por el fin del mundo… ¡tranquilo! Al universo, aunque esté en cuenta regresiva, todavía le quedan millones y millones de vueltas al reloj.




