El telescopio Hubble revela los secretos de la formación de estrellas en Messier 96

¿Qué esconde el revuelo asimétrico de Messier 96? El Hubble acaba de regalarnos un retrato impresionante de esta galaxia espiral, la protagonista intrépida y algo caótica de la constelación de Leo, y lo que revela su imagen va mucho más allá de una simple foto bonita: es la crónica visual de una historia de tiras y aflojas cósmicos, de juventudes estelares y de misterios sobre cómo nacen las estrellas más brillantes.

Messier 96: Una galaxia con personalidad propia

No todas las galaxias espirales tienen ese orden perfecto de postal. Hay algunas, como Messier 96, que parecen peleadas con la simetría y el equilibrio. ¿El motivo? Seguramente el efecto de varias vecinas galácticas que andan “tirando” y “empujando” con su gravedad, un auténtico tira y afloja a una escala imposible de imaginar. El resultado: brazos espirales desiguales, nubes de polvo distribuidas sin ningún tipo de coreografía y un núcleo galáctico que se desvía del centro —todo un caos celestial—.

Situada a unos 35 millones de años luz de nuestro planeta, Messier 96 no solo es la más luminosa de su grupo galáctico, sino también la más imprevisible. Su aspecto alborotado y la asimetría han dejado perplejos a los astrónomos desde hace décadas.

El telescopio Hubble revela los secretos de la formación de estrellas en Messier 96

El Hubble y sus nuevas armas para la observación galáctica

Si ya sabíamos que el Hubble era un artista con las galaxias, ahora va un paso más allá y nos regala una imagen que aúna luz ultravioleta, visible e infrarroja. ¿Por qué tanto despliegue de filtros? Porque, gracias a esta mezcla, se puede mapear de forma precisa dónde se están gestando estrellas jóvenes y calientes, esas que transforman el gas y el polvo en gigantescos viveros de luz y energía.

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En 2015 y 2018 ya tuvimos la suerte de deleitarnos con imágenes de Messier 96 —entonces, el Hubble se centró en la estructura óptica e infrarroja, mostrando nubes y polvo desbocándose por los brazos espirales y revelando el calor de las estrellas en plena formación, teñidas de rosa en la imagen—. Con el tiempo, se añadieron nuevas longitudes de onda ópticas y, lo más jugoso, la luz ultravioleta: la mejor aliada para rastrear las regiones donde aparecen estrellas recién nacidas, fotones en mano, y algunas zonas realmente energéticas.

La innovación: el rastreo de gases ionizados

La última remesa de datos va aún más allá. Ahora el Hubble ha sumado luz que muestra el hidrógeno ionizado (H-alfa) y el nitrógeno ionizado (NII). ¿Por qué interesan tanto estos gases? Porque son los mejores chivatos de dónde las estrellas jóvenes están arrancando a brillar y cómo de rápido se están generando.

  • Hidrógeno ionizado: Indica las zonas vivas, calientes, donde las estrellas de última hornada ionizan el gas circundante. Vamos, los paneles de neón de una guardería estelar.
  • Nitrógeno ionizado: Revela detalles extra sobre el ritmo de formación estelar y las condiciones del gas interestelar.
  • Combinados: Ayudan a aclarar si en Messier 96 hay “fiesta” de formación estelar o, por el contrario, algún núcleo galáctico activo haciendo de las suyas.

En la imagen actual, es fácil reconocer burbujas rosas que envuelven esas guarderías estelares, salpicando la galaxia con anillos de formación donde la natalidad cósmica va viento en popa.

Dentro de las nubes donde nacen las estrellas

Las estrellas que vemos ahí, tan potentes, apenas han dejado la cuna: siguen reguardadas en las nubes de gas y polvo que las vieron nacer. Para los astrónomos, Messier 96 es ahora un laboratorio estelar sin igual —es posible investigar cómo el polvo interfiere en la luz estelar, cómo un grupo de estrellas puede modificar todo su entorno y, en definitiva, poner a prueba los modelos actuales sobre el nacimiento de estrellas.

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¿Y ahora qué?

Gracias a las nuevas imágenes del Hubble, los científicos podrán explorar mucho más a fondo estos procesos, buscando patrones, secretos y quizá redefiniendo cómo entendemos la evolución galáctica en contextos asimétricos. Los datos serán fundamentales, además, para separar una simple “fiebre” de estrellas jóvenes de algo más serio, como la presencia de un núcleo galáctico activo transformando por completo a Messier 96.

Sí, de vez en cuando el universo nos recuerda que ni siquiera las galaxias más relucientes son perfectas… y ahí reside gran parte de su belleza y misterio.

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